Preguntas con Respuesta I – Relojes e iPhones

Los relojes (de pulsera), son algo que me crea gran curiosidad. Como concepto, no en sí mismos. No soy un gran usuario de relojes, ni los colecciono. De hecho, durante años he llevado relojes de promoción hasta que se han caído de viejos y he estado largas temporadas sin llevar reloj alguno. Eso sí, cuando veo a alguien con uno bonito y elegante, me llama la atención y me gusta felicitarlo por el buen gusto.

 Imagen: Foto Gratis

Pues como decía, lo que me atrae en sí del reloj es el concepto: en su momento, fue una de las piezas de mayor complejidad tecnológica en manos del gran público y que ha pasado por distintas fases de evolución: de cuerda, automáticos, a pilas, atómicos, digitales, sumergibles, con calculadora y cronómetro, o verdaderas piezas de joyería incrustadas a un mecanismo que da la hora. 

Igual que un par de gafas, fue un sofisticado aparato que cumplía una función para su portador y que con el tiempo ha adquirido unas características estéticas y de estatus social, para convertirse en un complemento de moda. Pero a diferencia de las gafas, ha perdido toda su utilidad. Hoy, con un simple móvil, o delante de un ordenador, la hora es prácticamente accesible para todo el mundo. Sin embargo la gente sigue llevándolos, algunos a pares, y siguen en boga como piezas de diseño y relevancia social. Un reloj da todavía la misma prestancia que un iPhone.

¿Está el reloj cerca de ver el fin de sus días? Quizás, pero lo que es claro es que nos cuesta mucho abandonar ciertas costumbres. Pero no quiero hablar de su futuro, sino de algo mucho más banal.

¿Se han preguntado alguna vez por qué se suele llevar el reloj siempre en una muñeca y no en la otra? ¿En la derecha, o quizás en la izquierda? ¿Con qué criterio elige la gente? Supongo que otra vez es un tema de costumbre: Si la persona es zurda o diestra, si pertenece a una determinada secta o pretende dar muestra de algún código ideológico secreto… vaya usted a saber. «Menuda tontería» pensarán.

La cuestión es que yo sí me lo pregunté un día.

Yo (cuando lo llevo) lo llevo en la mano derecha, y también tengo mis razones. Soy diestro, y originalmente lo llevaba en la mano izquierda, por elegir la que elegía la mayoría (al fin y al cabo ¿qué más daba?).

Un día sufrí a una operación en la mano izquierda, algo sin importancia que, sin embargo, me dejó una fea cicatriz en el dorso de la mano. Aún me duele de vez en cuando. La cuestión es que, a menudo el botón de ajuste de las manecillas del reloj se me clavaba dolorosamente en la cicatriz al girar la muñeca. Durante un tiempo seguí con esta incomodidad, y con la terquedad que me proporcionaba un hábito de toda la vida. Hasta que un día me hice la gran pregunta, y me sorprendí por la respuesta a que llevó mi deducción: Que los relojes de pulsera heredan un diseño ergonómico pensado para diestros.

El botón giratorio del reloj, incluido para dar cuerda al mismo, cosa que al principio en los de cuerda había que hacer muy a menudo, debía quedar orientado hacia la mano, así, torciendo la muñeca, era más accesible con la diestra para darle cuerda. No es posible hacer lo mismo si cambiáis el reloj de brazo (y no queréis tener que leer la hora del revés). Pero hoy en día es una razón sin sentido, puesto que apenas usamos el botón, para ajustar la hora o el calendario a lo sumo, de modo que en esa posición, solamente molesta, especialmente en mi caso. ¿Para qué arrastrar esa molestia, ni que sea por costumbre?

Sólo quería compartir con ustedes que muchas veces hacemos cosas por inercia sin siquiera plantearnos el por qué; y aunque no está mal hacerlo, de vez en cuando, valdría la pena pensar si ese modo de hacer las cosas es el que más nos conviene o si preferimos seguir dejándonos arrastrar por la corriente. Bueno, esas si quieren, son cuestiones poco relevantes. La importante es, ¿por qué tardará tanto Apple en lanzar el reloj táctil de pulsera que vaya de complemento con el iPhone?