Eso significa democracia, etimológicamente al menos. No quiero debatir si en la práctica ocurre realmente así, porque podríamos pasarnos meses para concluir algún hecho al respecto.
Pero me apetecía comentar de la democracia. Aunque sea tabú hablar críticamente de la democracia, porque todos los sistemas alternativos que conocemos han resultado ser más injustos e incluso crueles, no está de más señalar lo mejorable.
Sin duda su virtud indiscutible (que la ha certificado como el mejor sistema, por ahora) es que impide que una serie de individuos perduren en el poder y lo puedan ejercer con tiranía por siempre. Dicho esto, de ahí a pensar que la mayoría es capaz de elegir de forma sabia y provechosa lo más conveniente para una colectividad, hay un trecho. ¡Grande es el peso de la responsabilidad que cae sobre todos nosotros, como grupo, para regir nuestros destinos! No es que no lo merezcamos, al contrario, pero la sospecha está en si estamos preparados para hacerlo de este modo...
¿Tenemos las personas suficiente formación cívica, histórica, económica y social para entender las implicaciones de nuestras elecciones como colectivo? ¿Somos verdaderamente capaces de sacrificar un bien a corto plazo, por un bien mayor a largo? ¿Podemos pensar tanto en nosotros como en nuestros descendientes, o los descendientes de los demás pueblos? Para los que están convencidos de que sí, señalaré que nuestros políticos y gobernantes, sus partidos y sus campañas, son el claro reflejo de aquello a lo que nosotros, como colectividad, somos mayormente receptivos. (Lo de que tenemos los gobernantes que merecemos, vamos). De manera que la cuestión es en realidad, si el círculo de elecciones-gobernancia-educación democrática del pueblo es un círculo virtuoso o uno pecaminoso.
¿Ustedes cómo lo ven?
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