Preguntas con Respuesta XIII – Una ducha vespertina

Durante mucho tiempo tuve cierto reparo en admitir que yo no me duchaba por las mañanas. «¡Bicho raro!» Pensarán algunos, «¡Guarro! » Los más escandalizados. Pues yo les digo a ustedes, a todos, que si toman ducha en la mañana porque sí, porque así lo dictan las normas de urbanidad, son unos memos. Ahí queda eso.

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Bueno, una vez lanzado el guante, me toca matizar y justificarme, que todo tiene sus razones, y más aún mis hábitos, revisados y adecuados sin complejos para mi mayor conveniencia. Para empezar, creo que ducharse más de una vez al día, sin una intensa actividad física, es poco recomendable. Una vez dicho esto, la incógnita que nos queda es, cuándo hacerlo.

No puedo hablar por los demás, pero para mí, el despertar es traumático, y más lo sería si me metiera bajo un chorro de agua. Además, con ello debería madrugar todavía más… qué absurdidad. Y para aquellos que me acusen de salir sucio a la calle, les diré, ¿sucio de qué? Antes de cenar, me pego mi duchita, y luego me meto entre las sábanas, fresquito y relajado. ¿Me voy a ensuciar más en la cama que durante el día? No mucho, si me dedico a dormir. Peor es imaginar aquellos que, sudados, sucios y cansados, se traen toda la mugre a las sábanas, pero en fin, no los criticaré si hacen lo propio conmigo.

¿O acaso también son ustedes favorables a la ducha vespertina?