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21 febrero, 2011

Preguntas con Respuesta XVII – ¿Trabajas o eres artista?

Creo que existe un gran malentendido. Me refiero a aquél por el cual, parece que sólo algunos tienen el privilegio o la opción de ser artistas. Este es un tema complejo pero sobre el que me gustaría hacer por lo menos una aclaración.

Suele entenderse por artista aquél que básicamente invierte la mayoría de su tiempo y sus energías en hacer arte. ¿Qué es arte? Aquí comenzaría el galimatías. Pero suponemos que el artista, vive o malvive del arte, sea esto lo que sea. A menudo ello supone también una vida sin muchas obligaciones pero con carencias materiales, algo bohemia, si exceptuamos los casos de aquellos que plenamente metidos en un ‘establishment’ de explotación artística, son simples máquinas de producción de algo que se mercantiliza como “arte”.


Image: Sujin Jetkasettakorn / FreeDigitalPhotos.net


Resulta que los artistas de oficio, gozan de la situación de dedicarse a expresar su creatividad, sensibilidad y criterio estético mediante un ejercicio que suele ir etiquetado en alguna de las siete ancianas categorías (ahora ya son nueve, y subiendo…).

Por debajo de éstos, en la escala de la autorealización creativa, encontramos algunas profesiones liberales que (en casos más o menos desahogados) pueden gozar del lujo de la expresión estética más libre y personal; me refiero a decoradores, diseñadores, chefs, ebanistas y un largo etcétera que se remontaría a los gremios artesanos del medievo, donde el mimo creador se imponía al tedio de la producción industrial.

Con pocas excepciones más, parece que el resto de profesiones contienen algo muy relacionado con la productividad y muy poco con la cualidad (ojo, no digo calidad).

Yo digo que no. Digo que es absurdo. Soy un fervoroso defensor de que el arte está al alcance de todos y en cualquier labor. Arte en el sentido de que en el ejercicio de una actividad, mediante el dominio de una técnica, cualquier individuo puede expresar un poco de sí mismo, incluso con belleza plástica y estética.  Quizás no parece tan fácil barriendo una calle, o limpiando coches, como diseñando un frontispicio o una caja de producto, pero como los aforismos zen nos muestran, uno puede hacer algo bello y devenir un maestro. 

Otras son las razones que hacen de ello una evidencia, aunque menos patente.

En cualquier caso, la diferencia no está en si esto es arte y aquello no, la diferencia está en lo que admiramos como arte. Un jardín público bien cuidado, una mudanza bien ejecutada, unos chiquillos en un patio de escuela divirtiéndose bien acompañados de sus profesores y profesoras, un buen producto, bien dispuesto en un estante de un establecimiento con elegancia y atractivo, todo eso puede conllevar arte. Y muy a menudo lo hace, si se fijan lo suficiente.

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Fototrampas por Iván Cosos J.N.S.P.S. está registrado bajo una Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.