Si frecuentan las mismas calles de un barrio, pueblo o ciudad, estarán acostumbrados a ver durante mucho tiempo, unos mismos negocios que perduran y que ya forman parte del paisaje urbano. Tiendas o establecimientos que recuerdan desde siempre. Otros en cambio, están en perpetuo cambio.
Imagen: Chris Sharp / FreeDigitalPhotos.net
Hay lugares, en los que parece que un mismo negocio no dure más de un muy corto periodo, demasiado corto para que sus propietarios se hayan jubilado. Se alquila, se reforma y aparece un nuevo establecimiento, y al poco, pam, vuelve a ponerse en alquiler. Sin querer meterme en razonamientos sesudos sobre antropología, urbanismo o marketing, la teoría que más me gusta esgrimir en estos casos, es que se trata de establecimientos malditos. Son lugares que por obscuras razones, están destinados a no ser un éxito comercial. Como si una mano negra los estuviera marcando. Puede ser una cuestión de feng-shui o telurismo, pero invisibles energías no permiten que en estos lugares puedan establecerse negocios prósperos. Es algo fascinante. En mi pueblo de origen conozco unos cuantos de esos lugares. Seguro que ustedes también, ¿verdad?
2 matices:
no será que abusan del precio de alquiler del lugar?
Podría ser... es una razón muy plausible, aunque yo me huelo alguna cosa más...
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