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13 agosto, 2011

Teatro del Mundo XVIII – Todas mis Máquinas

Imagen: Digitalart
En ocasiones me gusta imaginar ingenios, pero no acostumbro a hacer nada al respecto. No voy a patentarlos, eso es seguro, en parte porque no son patentables y porque el coste de intentarlo tampoco es despreciable así que, ¿para qué molestarse si no tengo previsto explotarlos con fines económicos? Quizás a alguno de ustedes le inspira para hacer de ello algo de provecho… Aunque yo considero el dicho de que “si fuera fácil, ya estaría hecho”.

Por ejemplo, ¿Se imaginan un sólido capaz de cambiar de forma y adquirir la rigidez de un metal sin apenas gasto energético? ¿Se han fijado ustedes en la cantidad de perfiles diferentes que existen para los aeroplanos y el fuselaje de los navíos? La dinámica de fluídos provoca que bajo ciertas condiciones de velocidad, oleaje, turbulencia, carga, etcétera, unos sean óptimos por encima de los demás. Imaginen pues naves que pudieran alterar su diseño estructural en función de las circunstancias, o a medida que éstas cambian, como cuando se repliegan los flaps de una aeronave. ¿Les parece improbable? Bueno, veamos qué nos depara el futuro de la nanotecnología.

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Fototrampas por Iván Cosos J.N.S.P.S. está registrado bajo una Creative Commons Attribution-NonCommercial-ShareAlike 3.0 Unported License.