Considerar un concepto nuevo como el dinero-tiempo no va a aportar más exactitud en el análisis económico, pero sí un punto de vista que ofrece perspectivas diferentes a lo que ya conocemos. En pocas palabras, dinero-tiempo es la posibilidad de usufructo por un determinado período de tiempo de una cantidad de dinero determinada.
Entendiendo fuera de esta categoría, claro está, el dinero propio que, como tal, no tiene plazo de vencimiento alguno.
Fig 1. Crecimiento del PIB Global desde el origen de la cristiandad (en millones de $USD de 2010)
Hasta ahí poca novedad: los préstamos bancarios, las participaciones en el capital de una empresa, los bonos, las ventas a plazos, los días de pago de acreedores, son fruto de transacciones de dinero-tiempo. ¿De qué manera? Podríamos decir que en tanto que el dinero es un bien, el dinero-tiempo será una mercancía. La única mercancía cuyo pago no se hace al contado porque, de cualquier otro modo, podríamos descomponer la transacción en un pago al contado más una venta de dinero-tiempo.
Si nos olvidamos de la forma de titulización que tenga lugar: la compra de acciones, la compra de deuda soberana, la concesión de una hipoteca, incluyen en realidad compra-ventas de dinero-tiempo. Se ofrece un dinero durante un plazo de tiempo a alguien para que a través de una actividad productiva, un ahorro, o alguna plusvalía, lo devuelva con unos rendimientos. ¿Cuál es el precio intrínseco del dinero-tiempo? En esencia, y puesto que es una mercancía que discurre sobre planes de futuro, su precio se compone de una rentabilidad esperada y un riesgo estimado que han sido tratados con profusión en las teorías de valorización (rentabilidad exigida). Así pues, podemos encontrar dinero-tiempo en el pasivo de las empresas, en los hogares de las familias y en las arcas de las administraciones.
Llegados a este punto surgen un par de preguntas interesantes: ¿Cuánto dinero-tiempo hay? ¿Cuáles son las actividades y proyectos que financiados de un modo u otro con este dinero-tiempo deben pagar en su debido momento, su precio?
La segunda pregunta parece quizás más simple que la primera. Tomemos la evolución del PIB global, con todas las salvedades que se quiera y considerando los datos disponibles, la dificultad en ajustes de inflación, monedas y criterios de selección de cada país, como el que se muestra en la figura 1.
Fig 2. Crecimiento del PIB Global desde el origen de la cristiandad (en millones de $USD de 2010)
Si hacemos un ‘zoom’ de esta evolución, como se ve en la figura 2 (zona coloreada en amarillo) y superponemos a ella una estimación de la cantidad de dinero-tiempo que existe, podemos compararlos.
Para ello, tomamos datos globales de deuda soberana, corporativa y privada, más la capitalización conocida de los mercados bursátiles del mundo, que nos indican el precio de mercado y cantidad del dinero-tiempo invertido en empresas, al menos de las que cotizan en bolsa (figura 3).
Fig 3. PIB Global y dinero-tiempo en millones de USD de 2010
La comparación es bastante interesante en el sentido que mostraré más adelante, pero ya se puede observar que la cantidad de dinero-tiempo superó hace algunos años el PIB total generado a escala global. No decimos ninguna absurdidad si afirmamos que una parte del futuro PIB generado deberá recompensar en cada momento el dinero-tiempo existente, ya sea en forma de devolución de préstamos más intereses, pago de dividendos y recompra de acciones, etc. Fíjense en el ritmo de crecimiento del uno y el otro...
Intrigante, ¿no es cierto?
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