Como ya dije en un post anterior, una crisis económica es compleja, y pretender tener la clave parece algo ingenuo, aunque algo hay que hacer, ni que sea correr por los pasillos arriba y abajo gritando desconsoladamente. Pero no parece mal que recordemos el cuento desde el principio (y muy resumido, así yo entiendo algo). Si me equivoco en mucho, me lo dicen:
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Érase una vez un sistema financiero, muy poco regulado y con muchas ganas de crecer, como dictan las leyes del buen hacer. Gracias a las febriles y constructivas mentes de algunos de sus miembros, y con la connivencia de los que a las buenas se relajan, como algunos gobiernos, aseguradoras y empresas de calificación de riesgos, encontraron un buen globito.
Los expertos han ya explicado perfectamente como se hincha el globito: dedicarse a dar hipotecas a todo el mundo, (todo el mundo quiere una casa, y si puede, y ve que encima es una inversión, pues dos). Haciendo que el negocio immobiliario creciera con euforia y que la industria del ladrillo se lanzara todavía con más fuerza en muchos sitios del mundo. ¿Cómo se tapan las vergüenzas? Pues aquellas hipotecas que no deberían darse, se trocean, se mezclan con las buenas y se venden como producto de inversión a un precio que no debería, repartiéndolas por el mundo (cuanto más lejos, mejor).
Llega el momento en que el globo no da para más (léase, cuando un sistema ha crecido por encima de sus posibilidades reales) y estalla la burbuja hipotecaria. Y entonces, como se dice, la mierda golpea el ventilador. Cientos de entidades financieras (culpables e inocentes) sienten la explosión por todo el mundo (la globalización ya se sabe, mejora la velocidad en todo). El sistema financiero tiembla, se resquebraja un buen poco, y todos debemos acudir en ayuda (es decir, los gobiernos ponen de su bolsillo para que no haga aguas el invento, que sería aún peor).
¿Qué queda de los restos del naufragio? Bueno, en cada casa es un poco diferente. En España, parece que bancos y cajas, debilitados, contraen su oferta de préstamos y créditos para evitar tener más impagados que les creen más pérdidas y los debiliten más (lógico). Eso incluye hipotecas, ¡y todo lo demás! El gobierno les dice: «¡Sed valientes! Actuad como si nada, pero por si acaso, arrejuntaos un poquito» «Sí, sí, sí» Responden, pero con la boca pequeña. Resultado: el crédito a las empresas se reduce, o se encarece, o desaparece. Y lo que era la crisis de uno o dos sectores (financiero e immobiliario) pasa a ser la crisis de todos. Miedo, la gente gasta menos, con lo que las empresas venden menos, y sin más créditos tienen que empezar a despedir a la gente. Paro. Baja la demanda, esto pinta mal, podemos entrar en la temible espiral de la muerte, o recesión profunda, como quieran llamarle.
Entonces llega el príncipe del cuento, el Gobierno hace lo que tiene que hacer. Para evitar un grave batacazo actua de mobilizador de la economía. ¿Cómo? Como si fuera una gran empresa (que jamás generará beneficios): Creando obra pública, contratando y dando trabajo a miles de personas. Así la gente tiene un poquito más de dinero y la cosa no se frena tanto. Mientrastanto las empresas siguen necesitando créditos,
Llega el momento en que el globo no da para más (léase, cuando un sistema ha crecido por encima de sus posibilidades reales) y estalla la burbuja hipotecaria. Y entonces, como se dice, la mierda golpea el ventilador. Cientos de entidades financieras (culpables e inocentes) sienten la explosión por todo el mundo (la globalización ya se sabe, mejora la velocidad en todo). El sistema financiero tiembla, se resquebraja un buen poco, y todos debemos acudir en ayuda (es decir, los gobiernos ponen de su bolsillo para que no haga aguas el invento, que sería aún peor).
¿Qué queda de los restos del naufragio? Bueno, en cada casa es un poco diferente. En España, parece que bancos y cajas, debilitados, contraen su oferta de préstamos y créditos para evitar tener más impagados que les creen más pérdidas y los debiliten más (lógico). Eso incluye hipotecas, ¡y todo lo demás! El gobierno les dice: «¡Sed valientes! Actuad como si nada, pero por si acaso, arrejuntaos un poquito» «Sí, sí, sí» Responden, pero con la boca pequeña. Resultado: el crédito a las empresas se reduce, o se encarece, o desaparece. Y lo que era la crisis de uno o dos sectores (financiero e immobiliario) pasa a ser la crisis de todos. Miedo, la gente gasta menos, con lo que las empresas venden menos, y sin más créditos tienen que empezar a despedir a la gente. Paro. Baja la demanda, esto pinta mal, podemos entrar en la temible espiral de la muerte, o recesión profunda, como quieran llamarle.
Entonces llega el príncipe del cuento, el Gobierno hace lo que tiene que hacer. Para evitar un grave batacazo actua de mobilizador de la economía. ¿Cómo? Como si fuera una gran empresa (que jamás generará beneficios): Creando obra pública, contratando y dando trabajo a miles de personas. Así la gente tiene un poquito más de dinero y la cosa no se frena tanto. Mientrastanto las empresas siguen necesitando créditos,
que llegan poquito a poco. Todos sufrimos.
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Esto dura un rato hasta que al Gobierno se le acaba el dinero de los bolsillos y termina debiendo demasiado (sí, también el gobierno tiene sus acreedores!). Ahora el tema pasa a mayores, y como afortunadamente ya no estamos aislados, esto nos pone en el ojo de la CE: hay que ponerle remedio. ¡Miren a Grecia! ¡Hay que reducir el déficit del gobierno! Se acabaron las medidas cortoplacistas, se acabó el ser políticamente correctos, hay que apretarse el cinturón y empezar con las medidas estructurales. Fin del cuento.
Resumen de la situación: Toda esta marejada pone de relieve algo: que la economía española no es competitiva. Si lo fuera, ¿por qué habría que cambiar algo? Pero prepárense, que viene lo bueno.
A parte de las consabidas medidas de ahorro del gobierno (que en el fondo, ahora actuará como freno del crecimiento, como los bancos cuando frenaron el crédito en su día), se necesita también… ¡una reforma laboral! Lo dicen todos. O sea, LA SITUACION DE ESTA CRISIS ES A CAUSA DE LA ACTUAL REGULACIÓN LABORAL. Porque si no es la causa, ¿porqué todo el debate de la vida económica gira única y exclusivamente entorno a ello? Ya les digo, la panacea. (Bueno, éste es un razonamiento falaz, si bien no es la causa, podría ser una solución, o eso pretenden los acreedores del gobierno que son los que piden acción, pero sigamos…)
De manera que si, como parece, entre otras medidas, se reducen los días de indemnización por despido, todo va a ir para adelante. Que es como decir:
Resumen de la situación: Toda esta marejada pone de relieve algo: que la economía española no es competitiva. Si lo fuera, ¿por qué habría que cambiar algo? Pero prepárense, que viene lo bueno.
A parte de las consabidas medidas de ahorro del gobierno (que en el fondo, ahora actuará como freno del crecimiento, como los bancos cuando frenaron el crédito en su día), se necesita también… ¡una reforma laboral! Lo dicen todos. O sea, LA SITUACION DE ESTA CRISIS ES A CAUSA DE LA ACTUAL REGULACIÓN LABORAL. Porque si no es la causa, ¿porqué todo el debate de la vida económica gira única y exclusivamente entorno a ello? Ya les digo, la panacea. (Bueno, éste es un razonamiento falaz, si bien no es la causa, podría ser una solución, o eso pretenden los acreedores del gobierno que son los que piden acción, pero sigamos…)
De manera que si, como parece, entre otras medidas, se reducen los días de indemnización por despido, todo va a ir para adelante. Que es como decir:
- Que todas las empresas que están cerrando, es porque no pueden asumir costes de despidos
- Que el 20% del PIB en España dependiera del sector immobiliario era por los costes de los despidos
- Que las empresas que quieren crecer no pueden por los costes de los despidos
- Que si las empresas necesitan crédito y no tienen, es por los costes de los despidos
- Que si las empresas pierden ventas en sus productos, es por los costes de los despidos
- Que no hay iniciativa empresarial por los costes de los despidos
- Si quieren, pueden repetir las frases anteriores cambiando “costes de los despidos” por “precio de la energía eléctrica” y también valdría
¡Señores! ¿No lo ven ustedes? Esto es un calmante, no es la cura. Vamos a ver, a nadie se le escapa que este tipo de medidas pueden mejorar los costes de algunas empresas (haciéndolas en ese sentido, algo más competitivas) siguiendo un racionamiento del tipo:
- Despedir cuesta menos dinero, luego puedo rotar más el personal si es necesario
- Con más rotación, podré pagar salarios más bajos
- Con salarios más bajos, tendré menores costes
- Si las ventas fluctúan, podré crecer o reducir la estructura de personal a placer, como si fuera un coste variable
Algo simplista (mi exposición y el razonamiento), pero que se olviden los nostálgicos, España ya no volverá a ser la de hace treinta años; ese lugar lo ocuparon ya los países de Europa del este y Asia. Si nuestro principal valor añadido de cara al exterior deben ser unos menores costes, y si ésa es toda la iniciativa que van a ofrecer como revulsivo los emprendedores empresariales del país ante esta crisis, la batalla está perdida.
Me quedan un par de cosas por añadir, pero me ya me he extendido mucho, ¿no creen?
¿Ustedes también piensan que la reforma laboral en España era la consecuencia natural de las hipotecas sub-prime de Estados Unidos? ¿Será porque en Estados Unidos hay despido libre? ¿No podían reducir los bancos americanos el impacto de la explosión de la burbuja echando al 80% de sus empleados? (Los que sobrevivieron, claro).
Me quedan un par de cosas por añadir, pero me ya me he extendido mucho, ¿no creen?
¿Ustedes también piensan que la reforma laboral en España era la consecuencia natural de las hipotecas sub-prime de Estados Unidos? ¿Será porque en Estados Unidos hay despido libre? ¿No podían reducir los bancos americanos el impacto de la explosión de la burbuja echando al 80% de sus empleados? (Los que sobrevivieron, claro).
4 matices:
Ivan, antes de nada, felicidades por el blog. Me gusta en diseño, porque te atreves a pensar y porque lo que dices tiene sentido... Vaya, que eres inteligente, y esto se agradece siempre. A mi lo que más me asusta de las soluciones que se proponen es que van en sentido contrario de lo que creo puede permitir la recuperación. No te lo voy a exponer aquí, sólo faltaría, pero tengo la impresión (por otro lado, compartida por lo que pí con Ernesto Erkaizer) que vamos de camino al abismo con los supuestos remedios a la crisis. Un saludo!
Gracias Àngels por tu comentario. Sí, la cosa es difícil aunque pongamos todo el empeño.
Estoy deacuerdo con tus opiniones, esto de la reforma laboral, solo es para que pensemos que estan haciendo algo positivo para salir de la crisis. Vaya Gobierno!!!!!!
Realmente el gobierno está haciendo algo? Si lo hiciera, habría una reacción, fuera positiva o negativa.
Pero lo más alucinante de todo, es que no existe la reacción...
O es que no sabemos aún ante que reaccionar por la ambiguedad y desconcierto de la situaión?
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